En el museo de Saqqara, Egipto, se exhiben una serie de gatos momificados, testimonios de la antigua veneración que se les brindaba a estos animales en la cultura egipcia. Los gatos eran considerados sagrados y asociados con la diosa Bastet, quien simbolizaba la protección, la fertilidad y el hogar. Estas momias, que datan de miles de años atrás, ofrecen una visión única de la importancia espiritual y ritual de los gatos en la vida cotidiana de los antiguos egipcios, además de ser un reflejo del respeto hacia los animales en la civilización faraónica.