Seis empleadas todas mujeres, calcinadas en sus labores dentro de una tienda Coppel en la ciudad de Culiacán, fue un 10 de noviembre de 2010.
Aunque las empleadas tuvieron la manera de comunicarse con socorristas y familiares para avisarles que estaban atrapadas, nada se pudo hacer por ellas porque los accesos al edificio estaban cerrados por fuera, con candados y cortinas de acero y la única salida de emergencia no estaba al alcance de ellas.
Las condiciones en las que fallecieron, dieron muestra de la barbarie laboral con la que eran tratadas.