Muere a los 91 años Brigitte Bardot, el espíritu de una época y el ideal de la mujer contra el ideal de la mujer.-

Brigitte Bardot, icono del cine francés entre 1950 y 1960, y reconocida también por su activismo en defensa de los derechos de los animales, murió este domingo 28 a sus 91 años.

Nacida en París en 1934, Bardot alcanzó la cima de la popularidad en 1956 tras el estreno de …Y Dios creó a la mujer, bajo la dirección de Roger Vadim, película que la consolidó como un mito erótico y un símbolo de autonomía femenina que desafió la moral de la época.

Durante los casi 20 años que duró su carrera como artista, Bardot participó en más de 45 películas y grabó más de 70 canciones, trabajando con directores de la talla de Jean-Luc Godard en El desprecio, y Louis Malle en La verdad, actuación que le valió el premio David di Donatello.

En 1973, con solo 39 años, decidió retirarse definitivamente de los sets cinematográficos tras calificar a la fama como una “prisión dorada”, volcando desde ese momento toda su influencia hacia el activismo animal.

Luego de alejarse del mundo cinematográfico, se dedicó a la promoción de los derechos de los animales. Su interés por esta causa, sin embargo, había comenzado unos años antes: en 1973, durante el rodaje de su última película, Colinot, el seductor, notó que había una cabra, y para evitar que acabara transformada en plato de comida, Bardot la compró y la instaló en su habitación de hotel.

Desde entonces se convirtió en una referente de la causa animal: hizo campaña contra la tauromaquia (lidiar toros), popular en el sur de Francia, contra la caza de elefantes, exigió que los franceses cesaran de comer carne de caballo, entre otros reclamos.

En 1986 creó la Fundación Brigitte Bardot para la protección de los animales en peligro.

Bardot siempre sostuvo que su trabajo humanitario era su mayor orgullo, afirmando en una de sus últimas entrevistas televisivas en 2025 que su lucha por los animales era el principal legado que dejaría al mundo.

No obstante, su vida pública no estuvo exenta de controversias. La actriz fue condenada en cinco ocasiones por incitación al odio debido a sus posturas sobre la inmigración y el islam, y mantuvo una relación conflictiva con su único hijo, Nicolas, a quien llegó a describir en su autobiografía como un “tumor indeseado” durante el embarazo.

En sus últimos años, instalada en Saint-Tropez, Bardot mantuvo sus reclamos contra el consumo de carne de caballo y el sacrificio animal sin sedación, sosteniendo hasta el final las convicciones que la alejaron de los focos de Hollywood.