La historia del inventor de la mayonesa: una salsa nacida de la necesidad.
En el siglo XVIII, las cocinas no tenían la variedad de ingredientes que hoy conocemos. Las salsas eran simples y dependían mucho de lo disponible en cada región. Fue en medio de una campaña militar donde nació una de las más famosas del mundo.
En 1756, el duque de Richelieu, comandante del ejército francés, celebraba una victoria en el puerto de Mahón, en la isla de Menorca. Para el banquete, su cocinero quiso preparar una salsa tradicional, pero se dio cuenta de que no tenía crema.
En lugar de rendirse, improvisó: mezcló yema de huevo, aceite y limón, batiendo lentamente hasta lograr una salsa espesa y suave. El resultado fue un éxito total. La llamó salsa mahonesa, en honor al lugar donde nació.
Con el tiempo, la receta llegó a Francia continental, donde el nombre se transformó en mayonnaise. Desde ahí conquistó Europa y después el mundo entero, adaptándose a distintos gustos y cocinas.
Hoy, la mayonesa es un básico universal. Acompaña papas, tortas, ensaladas y recetas infinitas. Un invento sencillo, nacido de la improvisación, que demuestra que algunas de las mejores ideas surgen cuando algo falta.