El Día Internacional de la Solidaridad Humana fue proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 22 de diciembre de 2005.
Esta iniciativa se promovió para destacar la importancia de la solidaridad como un valor fundamental en las relaciones internacionales del siglo XXI, especialmente en un contexto global marcado por la creciente desigualdad.
La proclamación subraya la necesidad de fortalecer la solidaridad mundial para combatir la pobreza, promover el desarrollo sostenible y asegurar que las personas más vulnerables reciban el apoyo necesario para mejorar su calidad de vida.