Un “departamento” tan angosto como una regla escolar (solo 30 centímetros de ancho) está generando furor en China, no por su comodidad, sino porque se ha convertido en el símbolo más extremo de la crisis de vivienda que golpea a varias ciudades del país. Dentro del minúsculo espacio apenas cabe una cama delgada y un televisor colocado de lado para evitar que choque con las paredes; moverse es casi imposible, y meter una caja de pizza ya es una misión complicada. Aun así, su precio es lo que sorprende: cuesta apenas 1,12 dólares al día, alrededor de 34,90 dólares al mes, un valor que atrae a estudiantes, trabajadores migrantes y personas con sueldos muy bajos que buscan cualquier opción para no dormir en la calle. Aunque este tipo de microviviendas no es nuevo en China, la viralidad de este caso reabre el debate sobre el costo de la vida, el hacinamiento urbano y la urgente necesidad de soluciones de vivienda dignas en las grandes urbes.