BREVE Y PRECISO.
DOMINGO FÉLIX TORRES.
EL FRACASO DEL APRENDIZ DE DICTADOR.
Hasta para mandar hay que saber mandar, o como dirían, hay “modos” para hacer las cosas.
El tiempo se le fué.
Como agua entre los dedos se le escapó la visión mesiánica de un México que solo estuvo en su cabeza, el sexenio terminó.
A cuatro meses de la elección y ya en periodo de campañas, el titular del ejecutivo intenta desesperadamente evitar lo inevitable: La catástrofe de su gobierno.
Un aeropuerto que no sirve , un tren que no funciona, una refinería que no refina, obras según él grandiosas, que fueron sus grandes proyectos, son un fraude a la nación.
Costosas, sobrevaloradas, sin información, reservadas solo a él y sus proveedores favoritos, sin acceso a la información pública y peor aún: Inoperantes.
A la revelación de escándalos en su familia y su gobierno, aparece negándose a todo, solo para lanzar una bomba de humo que ya no marea a nadie.
Solo su disminuida feligresía cree ya lo que dice.
Más de la mitad de los que alguna vez creyeron en él, ya no le siguen.
De los forzados 30 millones de votos, le quedaría sólo la mitad.
Las cuentas no le salen. 170 mil asesinados y 120 000 desaparecidos golpean su realidad, transportistas en paro en todo el país, taxistas asesinados por el hampa, cámaras de vigilancia destrozadas a balazos por doquier, jornaleros asesinados en retenes de criminales, todo ello, en dónde ” gobierna ” su partido, todo, todo está en su contra.
Los médicos, los comerciantes , los industriales, las madres, los ganaderos, los pescadores, le han retirado su apoyo, nadie le cree.
El desastre electoral está a la vista, por eso su faramalla de reformas. Mientras, XÓCHITL hace sus mañaneras y le recuerda – en su cara -, su fracaso. Solo ver el la representación teatral de su “mensaje a la nación” el día de la Constitución mexicana.
No pudo ser más revelador.
La visión fue patética. Solo confirma que cómo diría Maquío Clouthier :” Ésto ya nadie lo para “.
Su última representación teatral solo confirma que ¡XÓCHITL VÁ!
¡Saludos, jóvenes!
