En 1986, un joven indio de 28 años se encerró durante tres días en una cabina de cristal… con 72 serpientes venenosas.
No era un acto de locura. Era un acto de enseñanza.
Neelam Kumar Khaire convivió con cobras, víboras y kraits sin protección alguna. Lo hizo para demostrar una verdad impopular:
las serpientes no atacan si no son provocadas.
Desde niño, Khaire sintió fascinación por estos animales, mientras todos a su alrededor lo miraban con miedo. Con el tiempo, abrió un pequeño parque de serpientes y se obsesionó con romper el récord mundial de permanencia con ofidios venenosos.
Lo logró. 72 serpientes. 72 horas. Ni una sola mordida.
Las imágenes del experimento dieron la vuelta al mundo. Muchos lo creyeron un loco. Otros, un sabio.
Hoy, ese joven es un reconocido zoólogo, autor de varios libros y dueño de un santuario con más de 160 serpientes. Su mensaje sigue siendo el mismo:
> “No tememos lo que es peligroso. Tememos lo que no conocemos.”