Un hombre fue descubierto escondido dentro de un asiento de automóvil falsificado, completamente comprimido dentro de la estructura de espuma y tela para intentar ingresar a Estados Unidos sin ser detectado. El asiento parecía legítimo a simple vista, pero su forma irregular levantó sospechas; al desmontarlo, los oficiales encontraron al individuo (Enrique Aguilar Canchola) oculto en un hueco mínimo, sin ventilación adecuada y con evidente riesgo para su vida. El caso, ocurrido en 2001, se volvió un ejemplo extremo utilizado en capacitaciones de la Patrulla Fronteriza para mostrar hasta dónde puede llegar la creatividad y el peligro en los intentos de ingreso ilegal.