Es bueno saberlo…
La calabaza no es una verdura.-
La calabaza no es una verdura, sino una fruta. Y es que muchos de los alimentos que ingerimos no llevan una etiquetas alineada con la botánica. En realidad es una fruta según su definición científica.
Las calabazas se clasifican botánicamente como frutas. Son parte de la familia de las Cucurbitáceas, junto con otras calabazas como el calabacín o la calabaza butternut o calabaza de invierno. Las frutas crecen en la parte floral de la planta y contienen semillas en su pulpa, por lo que, aunque estos elementos no son dulces por naturaleza, son realmente frutas.
Botánicamente hablando, una fruta es el ovario maduro de una planta que generalmente contiene semillas. Surge del desarrollo de la flor después de la polinización y fertilización. Las verduras, por otro lado, son otras partes de la planta, como raíces, hojas o tallos. De ahí que científicamente o, mejor dicho, botánicamente hablando, como la calabaza se desarrolla a partir de la flor y contiene semillas (si has abierto una alguna vez, lo sabrás), se clasifica como una fruta. Así, según la definición anterior, todas las demás variedades de calabaza también son frutas.
La calabaza tiene sus raíces en el continente americano, donde ha sido cultivada y valorada por civilizaciones indígenas durante miles de años antes de ser exportada al resto del mundo después del contacto europeo. Existe un abanico muy diverso de variedades de calabaza, pasando por la calabaza de invierno hasta variedades más dulces como la calabaza de bellota y la calabaza espagueti. Su adaptabilidad y variedad han hecho de la calabaza un alimento básico en muchas culturas alrededor del mundo (Argentina y México son algunos de los países que más calabaza consumen).
No solo se trata de un alimento versátil y delicioso en la cocina, sino que también ofrece una multitud de beneficios para la salud. Es rica en vitaminas, como la A y la C, que son esenciales para el sistema inmunológico y la salud de la piel y la visión. También contiene una buena cantidad de fibra, que ayuda a la digestión (aumentando el peso y el tamaño de las heces) y puede contribuir a la salud cardiovascular. Además, las calabazas tienen un alto contenido de antioxidantes (betacarotenos, por ejemplo, que le da a las calabazas su característico color naranja), que protegen al cuerpo de los radicales libres, promoviendo la eliminación de toxinas en el organismo y pueden reducir el riesgo de ciertas enfermedades crónicas.