La desdicha de Mary Ann Bevan, la ‘mujer más fea del mundo’:
Tras desarrollar una rara enfermedad llamada acromegalia, se vio obligada a actuar en espectáculos de feria y circos para mantener a su familia.-
RENÉ VEGA: Periodismo Disruptivo. El Fuerte, Sinaloa. A 05 de abril de 2022.- Mary Ann Bevan no siempre fue «fea». Nacida en los alrededores de Londres a finales del siglo XIX, su aspecto físico era como el de cualquier otra mujer joven de la época, e incluso muchos la consideraban atractiva.
Pero todo dio un giro inesperado cuando, ya en un momento de su edad adulta y siendo madre de varios hijos, comenzó a manifestarse en ella una extraña enfermedad que la desfiguraba. Bastaron pocos años para que sus rasgos, manos y pies se deformaran más allá de todo reconocimiento, y sin otro recurso, Mary hizo uso de su apariencia para ganarse la vida.
Esta es la historia de cómo Mary Ann Bevan se convirtió en la mujer más fea del mundo, una de las figuras más desafortunadas en el otrora próspero negocio de los espectáculos de rarezas, para conseguir su propio sustento y el de su familia.
La vida temprana de Mary Ann Bevan
Mary Ann Webster nació el 20 de diciembre de 1874 en una numerosa familia en la parte sudeste exterior de Londres. Durante su infancia, llevó una vida normal junto a sus hermanos, y finalmente se graduó como enfermera en 1894 antes de casarse con Thomas Bevan, un granjero del condado de Kent, en 1903.
Su apariencia era como el de cualquier otra mujer joven de la época, e incluso muchos la consideraban atractiva.
La familia Bevan se asentó en una vida feliz y próspera, y el matrimonio produjo dos hijos y dos hijas, todos sanos.
Lamentablemente, Thomas falleció repentinamente en 1914, dejando a Mary con escasos ingresos y cuatro hijos para mantener. No mucho después de la muerte de su esposo, comenzó a manifestar signos de acromegalia, un trastorno causado por la secreción excesiva de hormonas de crecimiento en la glándula pituitaria.
La acromegalia es una de las enfermedades hipofisarias más raras y, en la actualidad, se puede tratar si es diagnosticada a tiempo. No obstante, bajo las limitaciones de la medicina de principios del siglo XX, Mary no tenía forma de prevenir o tratar la afección, y pronto se dio cuenta que sus rasgos cambiaban más allá del reconocimiento.
La batalla de Mary Ann Bevan contra la acromegalia
Como consecuencias de esta condición, la nariz de la mujer se hizo visiblemente más grande, sus manos y sus pies normales crecieron de manera disforme y su frente y mandíbula inferior se ensancharon hacia afuera.
La acromegalia provoca desfiguración progresiva, especialmente de la cara y las extremidades, con tendencia al desarrollo excesivo de la mandíbula, frente ensanchada, abultada o con protuberancias, y crecimiento desproporcionado de manos o pies.
Su cambiante aspecto físico hizo que fuera difícil encontrar y conservar un trabajo, teniendo que recurrir a trabajos ocasionales para mantener a su familia.
La rara enfermedad finalmente la dejó desfigurada de por vida. Años más tarde, una ex trabajadora de espectáculos afirmó que fue un granjero para quien trabajaba quien le dijo a Mary que ella era apta para una competencia de mujeres feas.
Tomando en serio las palabras del granjero, Mary pronto participó en un concurso de «La mujer poco agraciada» y venció cómodamente a 250 competidoras para ganar el curioso título. Su victoria atrajo la atención de los dueños de los espectáculos de feria, y pese a que su médico le advirtió que su condición cada vez sería peor, decidió capitalizarla por el bien de sus hijos.
Pronto, tuvo un trabajo estable en una feria ambulante, apareciendo en distintos espectáculos de las Islas Británicas.
En 1920, Mary respondió a un anuncio en un periódico de Londres que decía:
Se busca: la mujer más fea. Nada repulsiva, mutilada o desfigurada.
Buena paga garantizada y compromiso prolongado para la candidata exitosa.
Enviar fotografía reciente.
El anuncio había sido publicado por un agente europeo del circo estadounidense de Barnum & Bailey, quien descubrió que ella tenía “lo que puede sonar como una paradoja, la cara de una mujer fea que no era desagradable”.
El éxito de feria de Mary Ann Bevan
Tras enviarle al agente una foto tomada especialmente para la ocasión, Mary fue invitada a unirse al espectáculo de feria en el parque de diversiones Dreamland de Coney Island, uno de los lugares más grandes del mundo para artistas de feria. La atracción fue una idea del senador William H. Reynolds y el promotor Samuel W. Gumpertz, una de las figuras más prolíficas en la historia de los espectáculos de feria, y quien más tarde trabajó con el ilusionista Harry Houdini.
Mary Ann Bevan desfiló junto a otros actos de feria notables, incluidos Lionel, el hombre con cara de león; Zip, el Cabeza de Alfiler y Jean Carroll, la dama tatuada.
Los visitantes de Dreamland fueron invitados a quedarse boquiabiertos con la rareza de la mujer, incluyendo sus enormes manos y pies. Mary soportó el trato humillante con calma. “Sonriendo mecánicamente, ofreció a la venta postales de ella misma”, asegurando así el dinero suficiente para ella y la educación de sus hijos.
Con el paso de los años, Mary Ann Bevan siguió atrayendo multitudes e incluso actuó en el famoso espectáculo Ringling Brothers and Barnum & Bailey Circus. También logró su objetivo de mantener a sus hijos: en solo dos años de actuación en Nueva York, ganó 20.000 libras esterlinas (equivalente a más de un millón de euros en 2022).
Los últimos días de Mary Ann Bevan
Mary también tenía amigos dentro y fuera de la multitud del espectáculo de feria y encontró tiempo para el amor.
Mientras actuaba en el Madison Square Garden en 1929, entabló un romance con un cuidador de jirafas conocido solo como Andrew. Incluso accedió a someterse a un cambio de imagen en un salón de belleza de Nueva York, donde los esteticistas le hicieron una manicura y un masaje, le alisaron el cabello y le aplicaron maquillaje en la cara.
Algunas personas sostuvieron cruelmente que:
El colorete, los polvos y todo lo demás estaban tan fuera de lugar en el semblante de Mary Ann como las cortinas de encaje en los portillos de un acorazado.
Sin embargo, la propia Mary Ann, al ver su reflejo, simplemente dijo:
Creo que volveré al trabajo.
La mujer continuó trabajando en Coney Island hasta que finalmente murió el 26 de diciembre de 1933 a la edad de 59 años. Fue devuelta a su tierra natal para su funeral y enterrada en el cementerio Ladywell y Brockley del sureste de Londres.
Durante décadas, Mary Ann Bevan siguió siendo un recuerdo oscuro conocido solo por los aficionados a la historia de los espectáculos de feria hasta que, a comienzos de la década de 2000, su imagen fue usada burlonamente en una tarjeta de Hallmark Cards. Luego de muchas objeciones que surgieron por someterla a más humillaciones, la compañía hizo retirar la tarjeta de los puntos de venta, considerando que era inapropiada.