Cuando el famoso gánster Al Capone tuvo dificultades para gastar el dinero que ganaba ilegalmente bajo la mirada atenta de las autoridades, se le ocurrió una idea ingeniosa: Abrió una enorme red de lavanderías con precios sospechosamente bajos.
Como era casi imposible rastrear el número real de clientes, podía declarar prácticamente cualquier cantidad de ingresos.
Así nació la expresión “Lavar dinero”.
Curiosamente, esta es también una de las razones por las que en Estados Unidos muchas personas siguen lavando la ropa en lavanderías públicas y no en casa, una costumbre que quedó de aquella época junto con las lavanderías que Capone ayudó a popularizar.
Ropa limpia, y dinero aún más limpio.