El reconocido herpetólogo estadounidense Karl P. Schmidt decidió dedicar sus últimos momentos a la ciencia frente a la muerte, demostrando una notable dedicación a su trabajo.
En septiembre de 1957, el Zoológico Lincoln Park llevó una serpiente de 30 pulgadas al Museo de Historia Natural de Chicago para su identificación. Schmidt, que era muy respetado en el campo de la herpetología y tenía varias especies que llevaban su nombre, accedió a examinar la serpiente.
El 25 de septiembre, Schmidt observó que la serpiente era africana, con patrones coloridos y una cabeza con forma de boomslang, una serpiente venenosa del África subsahariana. Sin embargo, no estaba claro si se trataba de un boomslang, ya que la placa anal de la serpiente no estaba dividida, una característica incompatible con esta especie.
Al examinar la serpiente, Schmidt tomó una decisión fatídica. Lo recogió para examinarlo más de cerca, pero de repente la serpiente le mordió en el pulgar izquierdo, dejándole dos pequeñas heridas punzantes. En lugar de consultar a un médico, Schmidt, un científico dedicado, comenzó a registrar los efectos del veneno en su diario.
Dentro de 24 horas estaría muerto.
Schmidt puede haber subestimado la gravedad de la mordedura. Tomó el tren a casa y continuó registrando sus síntomas en detalle:
-16:30 – 17:30 horas: Náuseas intensas, sin vómitos. Tomé el tren de cercanías.
– 17:30 – 18:30 horas: Escalofríos, temblores, fiebre de 38°C. El sangrado de las encías comenzó alrededor de las 5:30 p.m.
-20:30 horas: comí dos rebanadas de pan tostado con leche.
– 21:00 – 00:20: Dormí bien. Oriné a las 12:20 AM, principalmente sangre. Bebí agua a las 4:30 a.m., a lo que le siguieron náuseas y vómitos intensos. Me sentí mejor y dormí hasta las 6:30.
A la mañana siguiente, Schmidt continuó con su rutina, desayunando y continuando documentando los efectos del veneno:
– 26 de septiembre, 6:30 a.m.: Desayuné cereal, huevos escalfados sobre tostadas, puré de manzana y café. Noté sangrado continuo por la boca y la nariz, pero “no excesivo”.
“Excesivamente” fue la última palabra que escribió Schmidt. Después del almuerzo, vomitó, llamó a su esposa y rápidamente perdió el conocimiento. A pesar de los intentos de reanimación, Schmidt fue declarado muerto a las 3 p.m., siendo la causa una parálisis respiratoria.
El veneno del boomslang es terriblemente potente; Sólo 0,0006 miligramos pueden matar a un pájaro en minutos. El veneno provoca hemorragia interna, lo que resulta en una muerte lenta y agonizante. La autopsia de Schmidt reveló hemorragia en sus pulmones, ojos, corazón, riñones y cerebro.
El Chicago Daily Tribune reveló más tarde que a Schmidt le habían aconsejado consultar a un médico, pero él se había negado, diciendo: “No, interrumpiría los síntomas”. Algunos dicen que la muerte de Schmidt fue un caso trágico en el que la curiosidad superó la precaución. Otros creen que, sabiendo que el antiveneno sólo estaba disponible en África, Schmidt simplemente aceptó su destino y continuó el trabajo de su vida hasta el final.