En la fría noche del 8 de diciembre de 1980, John Lennon regresaba a su hogar en el edificio Dakota, en Nueva York, después de una jornada en el estudio de grabación junto a Yoko Ono. Habían estado trabajando en nuevas canciones, emocionados por el futuro.
Mientras se acercaban al edificio, un hombre se destacó entre las sombras. Era Mark David Chapman, un fanático que había estado esperando a Lennon durante horas. Cuando John y Yoko pasaron, Chapman lo llamó por su nombre. En un acto incomprensible y trágico, disparó contra Lennon.
Gravemente herido, Lennon fue rápidamente trasladado al Hospital Roosevelt, pero los esfuerzos por salvarlo fueron en vano. A las 11:15 p.m., John Lennon fue declarado muerto.
El mundo quedó en shock. La noticia se esparció rápidamente, y millones de personas lloraron la pérdida de un hombre que había dado voz a sus sueños de paz y amor. En esos últimos momentos, la vida de John Lennon se apagó, pero su legado se encendió con más fuerza que nunca, recordándonos siempre el poder transformador de la música y el mensaje de paz que tanto defendió.