En una prisión brasileña, los presos están literalmente pedaleando hacia su libertad. En una iniciativa tan ingeniosa como inspiradora, un penal de Santa Rita do Sapucaí (Minas Gerais) convirtió el ejercicio físico en energía para su comunidad: los reclusos montan bicicletas estáticas conectadas a generadores que alimentan las farolas de las calles cercanas. A cambio de su esfuerzo, pueden reducir parte de su condena según su participación, una motivación poderosa que mezcla rehabilitación, sostenibilidad y esperanza. La electricidad producida por los internos se almacena en baterías que iluminan parques y avenidas durante la noche, reduciendo el gasto público y
el uso de combustibles fósiles. Este proyecto
pionero en América Latina no solo brinda luz a
las calles, sino también una nueva oportunidad
de reinserción social.