Letras personales.-
Un mal día…
Cuál si fueran hojas de árbol a principio de otoño, regadas por el suelo, así encontré al llegar a casa los recibos del agua, cable, energía eléctrica, un requerimiento del Infonavit y hasta un aviso de retraso por dos quincenas de un perchero de madera que hace tiempo tuve el “error” de pedir a crédito a un abonero.
Peor tantito fue un tipo en moto con uniforme de conocido banco que hacía guardia como si fuera estatua frente a la cochera y que de rápida manera me abordo cobrándome una deuda de la cual ya ni me acordaba “bueno si me acordaba, pero no tenía ni tengo para pagar”.
No terminaba de abrir la puerta cuando llega el dueño de la tiendita de la esquina, con un pergamino en mano de todo lo fiado en la ultima quincena y que por supuesto quería le pagara en el momento.
La verdad que coraje, me echaron a perder el día, me cortaron las ilusiones de hacer un guardadito, otra vez sin un peso y con muchas deudas.
Maldita sea la cosa.
